La potra tracia de Anacreonte


¿Por qué, potra tracia,
me miras de reojo
y huyes con desprecio de mí?,
¿Por qué crees
que soy un tipo inexperto?
Sábete que bien podría
ponerte el freno,
y llevando las riendas
(podría) guiarte hasta el fin de la carrera.
Ahora paces en los prados,
te diviertes y brincas con ligereza,
pues no tienes a un jinete hábil
que pueda montarte.
En estos versos, el autor refiere lo que siente cada vez que se encuentra con una mujer tracia que le despierta pasiones y ella lo desprecia por considerarlo poco hábil en las lides del amor; sin embargo, el poeta, sabedor de su experiencia, imagina que en cualquier momento podría tomarla y dominarla hasta hacerla llegar al éxtasis, mientras observa cómo la joven, ligera de cascos, se divierte con mozalbetes inexpertos, pues no tiene a un jinete experimentado que la frene, y que anhela ser él mismo. En cuanto al estilo literario, la característica principal es el empleo del dialecto jónico, por ejemplo, utiliza las siguientes formas épicas: toi¿ por soi, y bo/skeai por bo/skei; en lo que se refiere al lenguaje, observamos que tal parece que está imitando las palabras de una persona del campo, quizá un boyero, cuando dice: “no tienes a un jinete hábil que pueda montarte”; en cuanto al metro, el autor utiliza la médida clásica para la lírica, el yambo, que consiste en una sílaba larga y una breve, lo que le brinda al poema cadencia y soltura al leerlo en griego. La traducción que proponemos ha dejado de lado la elegancia poética que trastoca el fondo real de las ideas para darle precisión a las palabras, ya que este poema de Anacreonte contiene imágenes eróticas explícitas.
Los poetas elegíacos griegos fueron censurados por expresar directamente el sentimiento y el deseo carnal. Este rechazo fue heredado de la conservadora tradición platónica y, más tarde, acrecentado por el cristianismo, al cual le debemos el naufragio de los antiguos autores griegos que expresaban sentimientos demasiado paganos. Quisiera concluir estas líneas exhortando a la sensibilidad artística de los jóvenes a que haga lo necesario para resucitar al canto lírico griego, que es un canto dedicado al placer y al amor. En el mundo de hoy ya no es válido frenar todas las manifestaciones de la vida y, menos aún, la más importante, aquella que se refiere al deseo carnal. Como lo hacían los antiguos griegos, reconozcamos cómo nuestros cuerpos se unen a la naturaleza a través de la danza de la vida y el placer, y tengamos el arrojo de expresarlo con la destreza y la elegancia de estos autores antiguos ¡Derribemos los mitos que nos separan de la vida real!
· Profesor de Griego Antiguo, Centro de Enseñanza de Idiomas de la FES Acatlán.
[1] Seguimos la numeración de: Juan Ferraté, Líricos griegos arcaicos, Barcelona, El acantilado, 2000, p. 326.
[2] Platón, Cármides, 157e.
[3] Diehl, fr. 3.
[4] Beazley, Attic Red-figure Vase-painters, p. 40, n. 69 en Museo Británico.
[5] Pausanias, I, 25, 1.
[6] La Antología Palatina es una obra que contiene la más importante colección de epigramas griegos. Se llama así por conservarse su manuscrito en la Biblioteca palatina de Heidelberg. Esta obra reúne la colección más importante de epigramas, poemas e inscripciones. Se han dividido los temas en: funerarios, dedicatorios, convivales y eróticos, y estos a su vez en heterosexuales y homosexuales.
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