jueves, 7 de febrero de 2013



Por: Jorge Astudillo*

Diosa-carne





Como vampiro te chupo el deseo
Te arrimo al cíclope en estado de trabuco
belladona desvergonzada
y en consecuencia me hago
navegante de yesca.
Entrona viva, la que espía
para luego hacerse la inocente,
desnudas mis ojos en el reino
orlado de pelambre;
la sombra tiene encajes
que no dejan soñar
y brama la ternura
porque acaba de engarrotarse
¿Qué escondes que te da un aura sagrada?
Caverna en la que entro
impuro y salgo puro,
donde la violenta ola padece de naufragio.
Secretadora de pitos guerreros
arroja mi alma lechosa
a la cara de la muerte
Diosa-carne serena de bullicio
de mis dos sonajas
con la danza de la música
ceñida entre las piernas.
Con animalidad mueve la batuta
para hacerle camino
a los coros galantes
de la ferviente noche.

















* Jorge Astudillo, estudió psicología social en la UAM-Iztapalapa, lector asiduo de Fernando Pessoa, Bataille, y de Friedrich Nietzsche, además de ser un gran conocedor de la poesía española. En la actualidad, como todo buen poeta, escribe y disfruta de la vida bohemia.

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